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AGOSTO 2021

YO GALENO, (SEGUNDA PARTE) POR LOLA GUTIERREZ

Manuel Torres Garcia Después de matar a Rafael Tello, el asesino de  Isabe l, me sentí satisfecho, reconfortado. Decidí seguir con mi vida en este pueblo en el que podía pasar totalmente desapercibido. Después de cargarme a Tello nunca pensé continuar, pero a veces el universo pone frente a uno situaciones donde no solo los árboles bonitos y derechos se alzan orgullosos. Desgraciadamente, hay miles de plantas torcidas que no merecen haber brotado. Ocurrió semanas más tarde. Una pelea de chicos hizo que cambiara de opinión. Tres adolescentes golpeaban a otro compañero, al tiempo que se burlaban de su físico. Los comentarios eran detestables, hirientes. El gordito se zafó como pudo, magullado, y echó a correr para refugiarse en un jardín vecino, ametrallado por las burlas y las risas de sus atacantes. Sentí tanta ira como pena. Tenía que poner fin a semejante atropello. Aquel trío de chulos, prototipo de delincuentes, merecía una lección. Comencé a seguirlos. Me había hecho un experto ob

LA CRISIS COMO OPORTUNIDAD POR SARA ECHEVARRÍA



Photo by Artur Aldyrkhanov on Unsplash


“El hombre se crea hombre gracias a la crisis
y su historia transcurre entre crisis y resolución, 
entre ruptura y sutura”. 

René Kaés. (Crisis, ruptura y superación). 


Las crisis forman parte de nuestras vidas. Son inherentes al vivir. 
Las Crisis vitales podemos clasificarlas en: crisis SITUACIONALES y crisis EVOLUTIVAS

Las crisis evolutivas están ligadas a las etapas del desarrollo físico y psíquico: Infancia, adolescencia, adultez, vejez. 

Nos enfocaremos en las crisis situacionales, desencadenadas por eventos traumáticos: muertes, pérdida laboral, separaciones, emigración, desengaños, accidentes, catástrofes, pandemias, etc. Son situaciones vitales estresantes, del orden de lo inesperado, que determinan una ruptura con lo conocido, naturalizado y nos ponen de cara a un replanteo de nuestra vida. 

Las certezas que nos sostenían se derrumban. Se presentan como un quiebre, una ruptura que nos sumerge en la incertidumbre y la vivencia de caos. Son más que un cambio. 

Implican un punto de inflexión en nuestra vida, un antes y un después.

Nos enfrentan al manejo de estrategias novedosas de abordaje, que no sabemos si serán efectivas. Nos revuelcan en el vértigo del torbellino y nos arrancan fuera de la zona de confort, de nuestros hábitos, de lo conocido y nos obligan a redefinir prioridades. 

Nuestras estrategias de afrontamiento habituales ya no funcionan. Aparece una desorganización que se caracteriza por la incapacidad para utilizar estrategias de afrontamiento y defensas psíquicas, de la forma en la que solíamos hacerlo. 

Transitar una crisis implica un proceso de adaptación - acomodación y está teñido por la percepción e interpretación que tenemos del acontecimiento. 

¿Qué debemos tener en cuenta al transitar una crisis o si alguien que conocemos está transitando una? 

En primer lugar, reconocer las emociones y sensaciones que nos inundan: Angustia, miedo, incertidumbre, desborde, desesperación, vivencia de haber caído en un pozo sin salida, de perdida de control, salto al vacío, tendencia al aislamiento. 

La crisis es un espacio transicional y que tiene un fin, aunque en los primeros momentos no visualicemos un futuro con certezas. Ver a quiénes más salpicó el estallido, sobre todo a los niños. 

Observar cómo afecta nuestras conductas basales: sueño, alimentación, cuidado personal. También, evaluar la capacidad de trabajo, síntomas de estrés postraumático y si aparecen ideas de muerte. 

Es importante buscar ayuda y sostén en nuestras redes, en profesionales de la salud y en aquello que nos pueda brindar seguridad. Toda crisis es un proceso, por lo cual se va transitando por distintas etapas. 

Al comienzo el impacto o shock, seguido por un estado en el que se tiende a negar lo sucedido, luego la vivencia de derrumbe, el pensar repetitivo sobre lo acontecido, la angustia, así se va construyendo la fase elaborativa, con la integración y aceptación de lo ocurrido y reorganización progresiva de la vida. 

Las primeras semanas constituyen una fase aguda y el proceso suele desarrollarse por aproximadamente 6 meses o más, camino a la recomposición total, dependiendo de la intensidad de la situación vital estresante y la fortaleza de la persona. 

Las crisis nos ofrecen la posibilidad de percibirnos y percibir el mundo desde una perspectiva diferente. Nos abren luz sobre realidades que nunca habíamos registrado. 

Según la cultura china, las crisis, nos presentan sus dos caras: 

Peligro y oportunidad. 
Muerte y renacimiento. 

Por lo cual, nos dan la OPORTUNIDAD de crecimiento personal, de aprendizaje. Son intensas y transformadoras. De cómo transitemos y resolvamos la crisis, depende de cuán fortalecidos saldremos de ellas.

Sara Echeverría
Licenciada en Psicología 



 



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