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AGOSTO 2021

YO GALENO, (SEGUNDA PARTE) POR LOLA GUTIERREZ

Manuel Torres Garcia Después de matar a Rafael Tello, el asesino de  Isabe l, me sentí satisfecho, reconfortado. Decidí seguir con mi vida en este pueblo en el que podía pasar totalmente desapercibido. Después de cargarme a Tello nunca pensé continuar, pero a veces el universo pone frente a uno situaciones donde no solo los árboles bonitos y derechos se alzan orgullosos. Desgraciadamente, hay miles de plantas torcidas que no merecen haber brotado. Ocurrió semanas más tarde. Una pelea de chicos hizo que cambiara de opinión. Tres adolescentes golpeaban a otro compañero, al tiempo que se burlaban de su físico. Los comentarios eran detestables, hirientes. El gordito se zafó como pudo, magullado, y echó a correr para refugiarse en un jardín vecino, ametrallado por las burlas y las risas de sus atacantes. Sentí tanta ira como pena. Tenía que poner fin a semejante atropello. Aquel trío de chulos, prototipo de delincuentes, merecía una lección. Comencé a seguirlos. Me había hecho un experto ob

EL COVID A TRAVÉS DE LOS OJOS DE LA JUVENTUD por Jhandira Baro

 

Photo by Claudio Schwarz | @purzlbaum on Unsplash


Seguro que a muchos os han contado cosas sobre su confinamiento; que se han hecho cocineros, músicos o incluso que han aprovechado para
ponerse en forma y perder algunos kilitos de más.

Pero ¿Qué hay sobre el confinamiento de la juventud? ¿Qué ha supuesto eso para ellos?

Queridos lectores de Brillantes Sensaciones, hoy os traigo un artículo que seguro que a muchos os interesará, para adentraros un poco más en el mundo de la adolescencia.

Pero antes, voy a presentarme. Soy Jhandira y tengo 15 años. Curso 4t de la ESO y una de mis pasiones es escribir. Empezando por redactar pequeños artículos en esta revista, quiero forjarme para llegar a ser una gran periodista. Y ahora que sabéis un poco más sobre mí, queridos lectores, damos paso al artículo.

Photo by Claudio Schwarz | @purzlbaum on Unsplash


Recuerdo cuando nos anunciaron que las clases se suspendían por un tiempo. Recuerdo los gritos, las risas y las ganas de unas pequeñas vacaciones. Recuerdo como, bajando las escaleras, toda mi escuela estaba eufórica por no tener clase. “Bueno, unos días en casa no me irán mal”, pensé. Sin saberlo, salíamos de la escuela para no regresar en unos cuantos meses. Nadie se hubiera imaginado lo que nos depararía el  futuro. Pero pronto, las risas y las ganas de estar en casa se nos fueron quitando.

Para la juventud fue muy difícil lidiar con el confinamiento. A medida que
los meses pasaban, cada vez sentíamos más que nos habían cortado las
alas, y que nos habían arrebatado la oportunidad de salir para empezar a
conocer el mundo que teníamos alrededor. Teníamos ganas  constantemente de probar cosas nuevas, vivir nuevas experiencias que
nos hicieran salir de esa monotonía. Teníamos muchos planes para fin de
curso y verano, y poco a poco veíamos más difícil la posibilidad de realizarlos.


Photo by Kayla Speid on Unsplash


A raíz de eso, muchos adolescentes cayeron en ansiedad, falta de sueño y de hambre, incluso en casos, hasta en depresión, y la mayoría decidieron acomodarse en una cama y ver una serie todo el día.

A parte de no poder salir, hemos tenido muchas dificultades para hacer un seguimiento escolar correcto. Los profesores mandaban faena sin explicar nada, y se tenía que entregar al final del día. Si no entendíamos algo, nuestros recursos eran los libros y los tutoriales de YouTube. No tuvimos apoyo para tener un buen aprendizaje durante estos meses. Y al fin y al cabo, fueron muchos meses en casa, meses perdidos en los que no aprendimos nada. A causa de esto, varios alumnos este año han tenido dificultades para adaptarse al nuevo curso.

Otro punto importante para la juventud durante el confinamiento fue
mantener el contacto con nuestros amigos. Todos los días hacíamos video llamadas para distraernos, pero al final casi todas las conversaciones giraban en torno al mismo tema: el Covid. Que si restricciones, que si tantos contagios, que si las fases, que si nos sentíamos encerrados y queríamos salir.

Todo eso nos inquietaba mucho, ya que eso marcaba el momento en que podríamos empezar a salir y restablecer el contacto social, un momento muy esperado e importante para todo el mundo.

Pero, a pesar de lo que supuso el confinamiento, dentro de lo malo siempre hay algo positivo. En este caso, estos meses en casa permitieron estrechar lazos entre padres e hijos, y aumentó la comunicación entre ellos.

Cuando empezaron las fases, solo veía noticias de botellones y grupos de jóvenes sin mascarilla. No entendía por qué estaban cometiendo esa irresponsabilidad. No entendía que les diera igual la de gente que fallecía sola en el hospital, o la de familias rotas por no tener empleo a razón del Covid. Tenía la necesidad de frenar todo ese dolor y la juventud no lo estaba poniendo nada fácil.

Yo también soy adolescente y sé que las ganas de salir con tus amigos y de probarte a ti mismo viviendo cosas nuevas cada día te pueden. Tienes esa necesidad de sentirte libre sin importar lo que pase. Pero al igual que yo he decidido darme cuenta realmente del problema mundial que existe, y de que puedo hacer algo para ayudar, los demás jóvenes también pueden verlo. Pero la pena es que muchos pasan, y les da igual lo que pueda suceder. 

Y, queridos lectores, todos los contagios de grupos de jóvenes vienen del mismo problema; las ganas les pueden.

Por eso es importante razonar con los hijos, sobrinos o nietos, y hacerles ver que todo esto pasará, pero que de momento hay que contribuir a que esto pase lo antes posible, y no al revés.

Y hasta aquí el artículo de hoy, queridos lectores. El próximo mes os espero para daros a conocer otro tema interesante relacionado con la juventud. ¡Gracias por leer mi artículo! ¡Hasta la próxima!












Jhandira Baro Zafra

Comentarios

  1. Querida Jhandira, tienes mucha razón en todo lo que dices, y lo has expresado perfectamente, aunque no solo hay mucha juventud que no es responsable con respecto a la pandemia, también hay de otras edades y si todos ellos fueran tan sensatos como tú, posiblemente la pandemia estaría prácticamente erradicada.

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